Siempre estarás con nosotros, amigo Rafael


El pasado 10 de marzo los navegantes perdíamos a un entrañable amigo. Rafael del Castillo, fallecía en Las Palmas de GranCanarias, a los 80 años de edad.

Rafael del Castillo fue un verdadero Angel de la Guarda, un ángel custodio que velaba cada noche por quienes  cruzaban el océáno Atlántico, en sus veleros. Como dijo Agustín Gutiérrez, un amigo navegante que lo conoció gracias a sus travesías ‘hoy es un día muy triste para los navegantes,  ya que nos acaba de dejar el Ángel Protector de los  que cruzan el Atlantico’.

Rafael del Castillo Morales, en su afán por ayudar a todos quienes se disponían a cubrir el cruce atlántico, fundó afínales de la década de los años 70 (1979) la Rueda de los Navegantes, una cita diaria en radiofrencuencia cuya misión no es otra que la de ayudar a los navegantes.

Durante décadas ha sido la voz  humana, fraternal y amiga que puntualmente a las 22:00 UTC en el dial 14.360 kc USB de las emisoras BLU aparecía para ayudar, con las previsiones meteorológicas y en todo lo que pudieran necesitar, con  expertos consejos náuticos.

Este marino mercante, enamorado de la náutica, empezó a navegar ya de muy niño en su Lanzarote natal, y con su pasión por los hombres del mar, supo crear una institución, que ayudado por otros colegas estratégicamente situados en los archipiélagos del Atlántico,  entendieron el valor social y de asistencia de sus conexiones de radiofrecuencia, consolidando un ejemplo de solidaridad marítima.

La Rueda de los Navegantes, creada por él,  es una de las instituciones más fuertes de la nautica española. Un producto, con una función social, fundado por un marino que sabía lo que necesita quien está en medio del mar y solicita el calor humano en medio de la fría humedad del océano.

Consejero de miles de navegantes, el mismo  Rafael del Castillo era un navegante nato. De niño, navegaba por las costas lanzaroteñas. Después, tras instalarse en la isla de Gran Canaria, continuó su afición de navegar y hablar con los patrones. Alguna vez dijo que lo que le atraía del mar era esta soledad en la que te encuentras, ese recogimiento que ello provoca y que da una energía vital para vencer y encontrarse a gusto allí en medio.

Cruzó cuatro veces el Atlántico, en solitario, y fue el primer canario en realizar esta proeza. Solo por ello ya es uno de los grandes de nuestra navegación.Pero su vocación en darse a los demás le impulsó a fomentar una acción de conectar en directo, cada día, durante más de 40 años, con todos los navegantes, para hablar con ellos, compartir momentos, aconsejar, si era necesario. Esta es la grandeza de Rafael. Un Angel del Mar que estará presente, siempre entre los navegantes de los océanos.

Su estimable  labor pedagógica y de reconfortamiento a los navegantes le hicieron escribir mucho sobre el mar y trasmitir sus sensaciones. Aparte de su cálida afectiva voz, trasmitida por el eter radiofónico, utilizó sabiamente la letra impresa, creando estilo propio. Fue un habitual colaborador de la revista Skipper, y sus relatos fueron objeto de un libro clásico de la literatura náutica. También su vitalidad fue, desde su inicio, un apoyo de primer orden en la regata trasatlántica española de referencia, el Gran Prix del Atlántico, donde era el coordinador de seguridad y enlace con los regatistas. En honor a su persona, el próximo Raid Océanico –Gran Prix del Atlántico- estará dedicado a su persona.

Rafael, continuamos conectados cada día contigo, amigo.