LA FLOTA DEL OCEAN RAID – GRAN PRIX DEL ATLÁNTICO 2023 FESTEJA SU LLEGADA A MARTINICA

Una travesía sin incidentes marcada por las calmas que afectaron a la cola de la flota.

La bajada a Cabo Verde fue muy rápida con alisios que se mantuvieron estables sobre los 20 nudos de intensidad. El conjunto de la flota llegó a su destino en Marina de Mindelo, tras cinco días de navegación. El primero en arribar de madrugada a puerto fue el Islay Dos, Sun Odissey 49 de Artur Soto, seguido del H43 Habana, Bavaria 50 de Manuel Hernández.

El navegante solitario, Fernando Goizueta, a bordo del Baltic 52 Siesta, compartió un vídeo en el que se pueden apreciar bien las condiciones de mar formada a la que se enfrentaron los navegantes en esta primera etapa de Lanzarote a Cabo Verde.

Llegados a Cabo Verde, en Marina de Mindelo, los participantes pudieron disfrutar de un merecido descanso y compartir las experiencias vividas durante esta primera etapa en una cena con música local en directo organizada en el palafito de la marina.

Los navegantes solitarios Juan Antonio Martín y Fernando Goizueta con Jackie Gomes y Ivanice Estevao capitana y gerente de Marina Mindelo
Mujeres atlánticas: Meritxell Cornudella, armadora del Blaumari, Julia Rubio y Marta Ramírez del Ultreia y las responsables de Marina de Mindelo
El mismísimo Neptuno se presentó en el H43 Habana

El grueso de la flota tomó la decisión de retrasar la salida hacia Martinica para acabar de hacer los últimos preparativos y reparaciones, pues los pilotos automáticos y de viento de algunas embarcaciones habían sufrido algún percance. Dos embarcaciones, el Ulteria, Catana 431 de Jaime de Muller y el Islay Dos de Artur Soto, retrasaron unas horas su salida pero finalmente zarparon a las 5 de la tarde del 17 de enero, día inicialmente previsto por la organización, mientras que el resto de la flota lo hacía al día siguiente, a las 12 del mediodía.

Esta salida escalonada iba a resultar decisiva en los tiempos de llegada finales, pues una zona de encalmadas se movía de este a oeste, atrapando a la cola de la flota y afectando en menor medida a los que estaban en cabeza.

Los primeros días de navegación estuvieron marcados por alisios estables de unos 20 nudos de intensidad que permitieron a la mayoría de los barcos marcar sus mejores registros: cerca de 140 millas náuticas al día para los barcos más lentos hasta las 180 millas en 24 horas que conseguían los más rápidos. El Utreia y el Islay Dos, que había salido unas horas antes que el resto, pudieron aprovechar la intensidad del viento de estos primeros días de singladura poniendo millas por medio respecto al resto de la flota.

A mitad de travesía, con 1000 millas recorridas y otras tantas por recorrer, una zona de encalmadas se extendió de este a oeste y afectó a la totalidad de la flota, pero especialmente a los que estaban más atrás. Vientos sin dirección establecida de 2 a 6 nudos de intensidad fueron la tónica durante 5 días, en los que los navegantes tuvieron que poner a prueba su temple para seguir avanzando. Así, por ejemplo, el 29 de enero, el navegante solitario Juan Antonio Martín, a bordo del Vagabundo y con 881 millas aún por recorrer, apenas conseguía recortar 37 millas en 24 horas.

La tripulación del Ultreia festejando haber superado el ecuador de la travesía

En la cabeza de la flota, el Islay y el Ultreia que se encontraban ya a unas 350 millas de Martinica se vieron afectados más tarde que el resto y durante menos tiempo. Fueron apenas dos días en los que sufrieron las calmas, pudiendo finalizar la travesía con una media de 152 millas recorridas por día. Su duelo particular se mantuvo en todo momento, con una distancia entre barcos que no superó nunca las 65 millas y que el Ultreia recortó en los últimos días para protagonizar un “match-race” con los dos barcos a la vista en su aproximación a Martinica, donde finalmente llegaron la madrugada del 31 de enero con apenas una hora de diferencia, tras trece días de navegación.

Tripulaciones de Islay Dos y Ultreia a su llegada a Martinica

Los siguientes barcos en llegar lo hicieron 3 días más tarde. El H43 Habana, Bavaria 50 de Manuel Hernández y el Siesta, Baltic 54 de Fernando Goizueta arribaban a Marina du Marin el 03 de enero, mientras que el Blaumarí, Belliure 41 de Meritxell Cornudella lo hacía el día después. Considerando que habían salido un día más tarde que los dos primeros, completaban el cruce Atlántico en 15 y 16 días respectivamente.
Finalmente, a última hora del 05 de febrero y tras 17 días en alta mar, llegaban los dos últimos barcos: el Vagabundo, Oceanis 34, de Juan Antonio Martín, y el Colomba IV, Hunter 37.5 de Paco Vaño con tripulación A2.

Paco Vaño y Antonio Galvez del Colomba IV a su llegada Martinica recibidos por Armando Guilarte

Los participantes pudieron compartir experiencias en la cena que se organizó el martes 7 de febrero, donde Armando Guilarte, representante de la organización en Martinica, acompañado por representantes de la Oficina de Turismo, hizo entrega a todos los armadores y tripulantes de la maqueta de una Yola, tradicional embarcación de Martinica con el logo conmemorativo de la XIIª edición del Ocean Raid – Gran Prix del Atlántico.

Armando Guilarte también organizó una reunión de los participantes a bordo de la Nao Victoria que había recalado en Martinica pocos días atrás, haciendo entrega a sus responsables de una bandera de Amigos de Atlántico.

Armando Guilarte hace entrega bandera Amigos del Atlántico a la project manager y al capitán de la Nao Trinidad

Finalmente, más allá de las reuniones frecuentes en los barcos de los participantes para compartir experiencias, vivencias y víveres, los actos sociales finalizaron con la visita organizada a la destilería de ron Trois Rivieres, donde un guía presentó los procesos de la caña de azúcar para la elaboración del destilado caribeño por excelencia.

Visita destilería Trois Rivieres de Martinica

El Ocean Raid – Gran Prix del Atlántico da por finalizada su XIIª edición, y ahora sus participantes inician su navegación por aguas caribeñas, con el valor añadido que aportan las recomendaciones de los que ya conocen bien sus secretos y la posibilidad de reencontrarse en algún fondeadero, playa o chiringuito, o de planear un regreso a España en flota para mayor seguridad.